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Nos encontramos con una vivienda en Barcelona muy compartimentada y con una decoración muy anticuada: cuenta con tres habitaciones (una de ellas muy estrecha), un estudio, salón-comedor, cocina y un solo baño de forma muy alargada. Todas estas estancias se relacionan con un pasillo muy ancho en forma de L que deja muchos m² sin aprovechar.
En nuestro proyecto de reforma apostamos por abrir el espacio y poner el comedor en el centro de la vivienda.
La gran mesa con sus lámparas colgantes es el corazón del hogar, donde se junta y se reúne toda la familia.
Separado del recibidor por una celosía de lamas de madera, el comedor relaciona la cocina y el salón, uno a cada lado, y permite que la luz y el aire circulen de un lado a otro de la casa.
El amplio salón se abre a una terraza fantástica dónde situamos una mesita con sillas junto a unas macetas con vegetación; mientras que la cocina se ensancha y se le añade una pequeña mesa donde también se puede comer. La cocina da a una galería que cerramos con un cristal delante de las lamas horizontales ya existentes que nos dan privacidad pero luz a la vez.
En la propuesta de reforma ganamos un baño. Proponemos uno central para toda la familia y otro en la habitación suite, utilizando parte de la galería.
Finalmente ubicamos las 3 habitaciones, todas ellas con luz natural y disponiendo, una de ellas, de un buen espacio de estudio.
Esta distribución facilita la ventilación cruzada, muy importante para mantener el aire de la casa sano y renovado, y para contribuir a una temperatura de confort de forma más sostenible.
En cuanto al color y material escogemos la madera combinada con el blanco para generar un ambiente que nos transmita paz.
El mobiliario sencillo, de líneas finas y estilizadas nos aporta un toque de elegancia.
Cambiando la distribución y la materialidad actualizamos un espacio anticuado y lo adaptamos a las nuevas necesidades.